Esta semana conmemoramos el 65 aniversario del reconocimiento del derecho a votar y ser electas de las mujeres en México. Conmemoramos 65 años de que las mujeres comenzamos a participar en los espacios públicos de deliberación y decisión, que somos relevantes en términos políticos, y que somos valiosas para el Estado.
Hoy en día es imposible imaginar el quehacer estatal ajeno al enfoque de género e interculturalidad. Todas las instituciones que impartimos justicia, emitimos resoluciones, legislamos o implementamos políticas públicas tenemos que guiar nuestra actuación a partir de dichos enfoques, en tanto nuestra labor es generar las condiciones necesarias para que las personas puedan diseñar y ejecutar un proyecto de vida digna, configurado en la Constitución y en los tratados internacionales, en clave de derechos.
Lograr dichas condiciones requiere, entre otras cosas, que las instituciones trabajemos de forma conjunta y generemos la información y las herramientas que nos permitan tomar decisiones.
El quehacer jurisdiccional cristaliza y da vida a los derechos reconocidos en los ordenamientos jurídicos. Como juzgadoras y juzgadores, nuestras sentencias tienen el poder de incidir el proyecto de vida de las personas. En efecto, quienes impartimos justicia electoral, con base en el Derecho y sus principios, determinamos si la paridad fue o no respetada y, por tanto, si un determinado cargo corresponde a una mujer o a un hombre. Establecemos si existió violencia política y, por tanto, las consecuencias jurídicas de las acciones emprendidas en contra de una candidata o funcionaria.
Nuestras resoluciones tienen el efecto de empoderar a las mujeres y colocarlas en un lugar de mayor seguridad para el ejercicio de sus derechos políticos.
La feminista Bell Hooks afirma: “nuestro ser son palabras”[1], he ahí el poder de las palabras que usamos en nuestras sentencias. Materializamos la participación política, construimos “ser”, construimos identidad. De ahí la importancia de las palabras, como ya he mencionado en otras entradas.[2]
Los precedentes que generamos van abriendo el camino para la igualdad sustantiva y estructural, sin la cual no puede hablarse de democracia.
En efecto, todo lo que deriva de la aplicación e interpretación del Derecho debe lograr que las personas se identifiquen en los principios e ideas que subyacen a las leyes, sentencias y políticas públicas, como si en estos actos encontraran aquello que ellas mismas hubieran querido decir. En eso se sintetiza, además, la aspiración de la representación política.
La conmemoración del 65 aniversario del reconocimiento a las mujeres del derecho de votar y ser electas, nos recuerda que antes del 17 de octubre de 1953, el Derecho no constituía un reflejo de las aspiraciones de las mujeres, no era un espejo para ellas, ya que, hasta esa fecha, les negó la calidad de ciudadanas.
Así, lo que en un momento parecía un arrebato de rebeldía -conceder la ciudadanía a las mujeres- terminó siendo una premisa básica de la democracia. Premisa inacabada en tanto no concluyamos la integración paritaria de los órganos de deliberación y toma de decisiones, en tanto no logremos que el ejercicio de los derechos político-electorales esté exento de discriminación y violencia.
Les invito a reflexionar si podemos estar conformes, si el Derecho realmente ve a las mujeres y a la pluralidad de características y condiciones de vida que tienen: indígenas, rurales, con discapacidad, transexuales, afrodescendientes, con VIH, pobres, adultas mayores y niñas.
A 65 años de la reforma que introdujo la palabra mujer al artículo 34 constitucional, preguntémonos qué nos sigue haciendo falta, qué palabras debemos introducir o eliminar para visibilizar la pluralidad que implican las mujeres, sus demandas, sus agendas, sus aspiraciones. Reflexionemos qué narrativa estamos construyendo frente a la paridad y la no violencia.
[1] Citada en: Mercedes Jabardo Velasco, Introducción. Construyendo puentes: en diálogo desde /con el feminismo negro. Feminismos negros. Una antología. Página 38, disponible en: https://www.traficantes.net/sites/default/files/pdfs/Feminismos%20negros-TdS.pdf
[2] http://www.janineotalora.com/2018/07/las-sufragistas-y-la-importancia-de-las.html