sábado, 30 de junio de 2018

Sesión pública previa a la jornada electoral

30 de junio de 2018

Con esta sesión púbica que está concluyendo, la Sala Superior del Tribunal Electoral cumple con su deber de resolver, en tiempo y forma, los juicios y recursos que recibimos y que se encuentran relacionados con la celebración de las elecciones que se llevarán a cabo este próximo domingo 1 de julio.

Las salas regionales que integran este Tribunal también se encuentran haciendo lo propio, para de esta forma dar paso a la siguiente etapa del proceso electoral que es la jornada electoral.

Los nueve meses que dejamos atrás, en los que se desarrolló la etapa de preparación de la elección, nos han dejado grandes lecciones y retos importantes que debemos resolver como sociedad. Estos meses han sido, para las salas del Tribunal Electoral, meses intensos como se refleja en el número de asuntos recibidos y resueltos: alrededor de ocho mil quinientos.

Los debates durante las campañas, con frecuencia ríspidos, dan cuenta del vigor de nuestra democracia. Las contiendas que se avecinan este domingo son muestra del fenómeno natural y saludable que simboliza la democracia.

La democracia la hacemos todos. Nuestra participación es indispensable para el fortalecimiento de México. En el marco de regularidad que han adquirido los comicios en el país, hoy existen razones suficientes para redoblar nuestro compromiso y, por ello, salir a votar este domingo, para elegir a nuestros representantes y decidir, como nación, el rumbo del gobierno del país, de sus estados y comunidades.

Lamentamos la violencia política vivida durante este proceso, y nos unimos a la pena de las familias de quienes perdieron la vida.

No podemos permitir eso: no hay nada más alejado del ideal democrático y de los principios de civilización que la violencia. Como ciudadanos, tenemos una sola vía para combatirla: la del voto y de la participación. Este domingo primero de julio debemos salir a votar, libremente, sin miedo y sin presiones, debemos participar en esta jornada como integrantes de las mesas de casilla, funcionarios electorales, representantes de partidos, observadores y electores. Nuestra presencia, nuestra participación, nuestro voto, son la mejor arma en contra del desorden, el mejor antídoto a los problemas que puede tener un régimen político y la prueba de nuestro compromiso con la democracia y con nuestro país. Mañana será una gran fiesta cívica.

Por ello, el voto que debemos y podemos ejercer este domingo es esencial no solo para el funcionamiento de nuestra democracia, sino también para la legitimidad de las autoridades electorales.

Reconociendo el valor fundamental del sufragio, en nombre del Pleno de esta Sala Superior les decimos que estamos comprometidos, que estamos trabajando para garantizar que sean sus votos y únicamente sus votos los que definan estas contiendas electorales. En México tenemos instituciones fuertes, independientes, capaces de entregar cuentas a la ciudadanía, de velar por sus derechos y de garantizar condiciones equitativas de competencia.

El Tribunal Electoral va a cumplir con su mandato constitucional, estará a la altura de su encargo y de la confianza ciudadana, resolviendo todas las controversias en tiempo, forma, y con estricto apego a las normas, garantizando siempre que cada voto cuente y se cuente. El Tribunal, pese a resolver conflictos políticos, no es una continuación de la política, por lo que resolveremos sin distinciones de colores ni siglas, con absoluta independencia y por el bien de nuestro país.

Sabemos que nuestras decisiones generan, en ocasiones, sensaciones de insatisfacción. Reconocemos que el impartir justicia, a partir de una norma con frecuencia imperfecta y poco entendible, en un escenario de emociones fuertes relacionadas con los deseos de victoria de una fuerza política determinada, hace que algunas de nuestras decisiones se tornen realmente difíciles.

Sin embargo, debemos tener claro, y esperamos que los actores políticos, la ciudadanía y los medios de comunicación también lo comprendan así, que la justicia no puede responder a los clamores políticos o necesidades de coyuntura. Nuestras decisiones deben basarse únicamente en razones de derecho, en la racionalidad jurídica, y nunca en filias o fobias partidistas, o demandas ciudadanas.

La función del Tribunal Electoral, de nuestra institución, es velar por los derechos políticos de las ciudadanas y los ciudadanos, y garantizar la constitucionalidad y legalidad de los procesos electorales. Ello exige de nosotros un compromiso con la celeridad, con la imparcialidad y autonomía, con la congruencia y calidad de nuestras decisiones. Sabemos que de ellas depende, en gran parte, la confianza ciudadana y la legitimidad de las autoridades electas.

Garantizamos, todos los integrantes del Tribunal Electoral, que vamos a impartir justicia que de certeza a la democracia y que sus votos se respetarán.

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